Cuando un emprendedor tiene una buena idea pero le falta el capital, no siempre es un banco el que toca la puerta; a veces quien llega es un «ángel». Sí, aunque suene celestial, hablamos de algo muy real: los inversionistas ángeles.
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Se les llama así porque aparecen justo cuando se les necesita. Son personas (o entidades) con experiencia en negocios. No están ahí por casualidad, pues les interesa fomentar nuevas empresas. Les apasiona la innovación y, sobre todo, están dispuestos a meter las manos (y su dinero) en un buen proyecto.
¿Qué pueden ofrecer los inversionistas ángeles?
Lo mejor de todo es que no usan fondos de terceros, como los fondos de inversión tradicionales, pues usan su propio dinero. Apoyan con recursos económicos. Pero también con su conocimiento. Su red de contactos, sus consejos, y, muchas veces, con el empujón que todo emprendimiento necesita para despegar.
Los inversionistas ángeles no esperan a que la empresa tenga mil clientes ni que facture millones.
Aparecen cuando el emprendimiento apenas está tomando forma. En su etapa más frágil, cuando todavía hay más preguntas que respuestas. Ahí es donde brillan.
- Invierten en empresas en etapa de formación o consolidación.
- Además de poner dinero, pueden ofrecer orientación.
- Les interesa ver crecer la idea para generar dinero a futuro.
- Buscan aportar valor, transformarse en mentores, dar consejos compartiendo experiencias.
Por eso, el nombre les calza perfecto: actúan como verdaderos ángeles guardianes.
No son fondos de riesgo ni grandes firmas de capital privado
Hay que diferenciarlos. Los inversionistas ángeles no toman el control del negocio, ni piden cifras imposibles. No vienen con contratos kilométricos llenos de cláusulas complejas. Ellos deciden participar por razones más cercanas al corazón que al Excel.
¿La clave para conquistarlos? Tener un buen plan de negocio. Claro, realista y con visión; también ayuda tener pasión, compromiso y una idea sólida. Y si ese proyecto llega por un contacto directo, mucho mejor. Porque el mundo de los ángeles se mueve, muchas veces, por redes personales.
Gracias a los inversionistas ángeles, muchos emprendedores han podido iniciar sus negocios. Han podido dejar de soñar y comenzar a construir. Estos inversionistas son parte fundamental del ecosistema emprendedor. Son los que apuestan cuando nadie más lo hace, los que creen cuando todavía todo está por probarse.
Y aunque no todos los proyectos en los que invierten llegan a convertirse en unicornios, su huella queda. Porque no solo dejan dinero; dejan consejos, estructura y una visión que transforma.
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