La formalización de un negocio es un paso decisivo para cualquier emprendedor. Constituir una empresa no se trata solo de vender un producto o servicio, sino de darle un respaldo legal que permita crecer con seguridad. En Chile, este reconocimiento se obtiene a través de la inscripción en un registro oficial, que puede ser el Registro de Comercio o el Registro de Empresas y Sociedades, dependiendo de la forma en que se constituya la sociedad.
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¿En qué registro debe figurar mi empresa?
Cuando se opta por la vía tradicional mediante escritura pública, la ley establece una obligación clara. La sociedad debe inscribirse en el Registro de Comercio del Conservador de Bienes Raíces dentro de los sesenta días siguientes a la firma de la escritura y, además, debe publicarse un extracto en el Diario Oficial. Sin esta inscripción, la empresa no adquiere personalidad jurídica y, en la práctica, no existe frente a terceros. Esto significa que los socios quedan sin respaldo legal para celebrar contratos, abrir cuentas bancarias o acceder a financiamiento.
El escenario cambia con la Ley 20.659, conocida como Empresa en un Día. Esta norma creó el Registro de Empresas y Sociedades (RES), un sistema digital que simplificó el proceso de constitución. A través de esta modalidad, ya no es necesario acudir al Conservador ni realizar publicaciones. Basta con completar el trámite en línea y, de inmediato, la empresa queda legalmente reconocida. Es una opción más rápida, económica y accesible para quienes buscan emprender sin las barreras de la burocracia.
En ambos casos, lo fundamental es comprender que el registro, sea en el Conservador o en el RES, es el paso que otorga existencia legal a la empresa. Sin este reconocimiento, el emprendimiento no puede crecer, no puede postular a fondos estatales ni ser parte legítima del mercado. Formalizarse es, en definitiva, el verdadero inicio del negocio.
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